Querer llegar a todo, pero no llegar a nada.
A veces nos centramos en tener el control de ciertas cosas que, por lo general, están fuera de nuestro alcance y ante las que no podemos hacer nada. Y esto mismo es lo que nos genera frustración, malestar, impotencia…
En cambio, si de toda esa gran preocupación, les prestamos atención a las cosas que sí podemos controlar y nos centramos en lo que sí está en nuestras manos y podemos hacer, empezaremos a sentir que nuestros esfuerzos sirven para algo.
Quitar el foco de a lo que no llegamos.